Como dice Peter Thomas, La Obra y los duendes ecuatoriales no es un libro apto para lectores perezosos ni para quienes se sienten expuestos a textos incómodos, ni para los impostores que están aludidos en el libro, ni para los semi analfabetos que resultan del sistema educativo nacional, ni para los corruptos del mahuadismo que siguen incrustados en los gobiernos nacional, seccionales y municipales, ni para los longos que despilfarran dinero oficial en los bancos, los medios, ni a los allegados de estos dentro del país y en el país del norte. No es el autor de la Obra quien dice esto, sino Thomas que es un profesor de Literatura en la Universidad de Carolina del Norte, miembro de la Asociación de Ecuatorianistas, académicos que estudian la Literatura Ecuatoriana.
Con estos criterios como antecedentes, nos hemos propuesto hacer una evaluación de cómo los actuales concejales de Quito reaccionaron ante la propuesta de que adquieran la novela. Partimos de la arriesgada suposición de que ellos representan, sino a la élite intelectual de la Ciudad, cuando menos a la media cultural de la urbe. A cada uno de los concejales se les entregó un ejemplar de la novela, el 10 de noviembre del 2009, junto con una carta en la que se sintetizaba el contenido y la calidad de la Obra y se concluía: "Me permito poner en sus manos un ejemplar de la novela, puede usted pagar su bajo precio estipulado que es de 30 dólares o devolverlo, no solamente espero su opinión de autoridad democrática,...,sino también la generosa erogación económica de quien tiene un estatus privilegiado..."
Y estos han sido los resultados:
1. ¡Solamente dos concejalas compraron el libro, de entre quince inteligentes ediles: las señoras Ximena Ponce y María Luisa Maldonado!! Muchas gracias.
2. La coordinadora institucional 3 del Distrito Metropolitano de Quito dirige una atenta comunicación cuyo texto central dice: "En relación al oficio remitido por usted el 11 de noviembre...,me permito informar que lamentablemente por obligaciones adherentes al cargo del concejal Ubidia, me fue imposible entregarle la mencionada Obra, con estos antecedentes me permito devolver la Obra". (Ja Ja).
3. Las que devolvieron al día siguiente el libro, con un implícito comentario "¡Fúchila, un libro, y grandote, fúchila!" fueron dos reinitas algo maduras y muy filáticas.
4. Después de cinco averiguaciones fueron devolviendo el ejemplar los intelectuales Albán, Pablo Ponce, Villamar, Wright y Ubidia. Cada uno tiene fieles secretarias que cumplen a cabalidad, es decir, necesitan algunas insinuaciones para informar a sus jefes de cosas que les parecen secundarias y demoran otro tanto en trasmitir las inciertas respuestas de sus jefes a los interesados.
5. A partir de la octava averiguación, ya en el presente año, devolvieron el libro, el coronel concejal con el comentario "No podría leer ese libro porque es muy grande" transmitido textualmente por la señorita Cinthya. La economista Cabezas sin comentario. Bohórquez sin comentar el atraso ni el libro. El gracioso Ponce sin comentarios.
6. Con fecha ¡26 de enero del 2010! recibimos este oficio: "Adjunto a la presente, sírvase encontrar el libro de La Obra y los duendes ecuatoriales de su autoría; y a su vez disculparme y excusar al señor concejal Alonso Moreno por no adquirir la citada Obra, ya que en el momento en que le dejaron en el despacho, jamás se nos indicó que tenía un valor económico. Firma Glenda de Bermeo a nombre de Shirley Almeida, Asistente ejecutiva, Sala de concejales" (La Shirley que firma la recepción en 2009-11-11, en el oficio citado arriba.
7. Hay una economista concejal de nombre extravagante, la cual después de once reclamos, ni paga ni devuelve el libro.
De esta gestión azarosa, espesa, casi increíble, podemos concluir que los ediles que componen el actual Concejo, representan también al común de la ciudadanía en su mediocridad intelectual, (fueron incapaces de evaluar lo que se les ofrecía) no tienen respeto al ciudadano común que les solicita algo, porque como a cualquier tipo de nuestro medio,se le sube el cargo a la cabeza y menosprecian a los que no les van a contribuir a su supuesto prestigio. Como la media de la ciudadanía, tienen una responsabilidad muy anchetosa, le dan importancia a lo "grande" y no se dignan cumplir con las personas que consideran comunes. Como muchos de nuestros chullitas y nuestras chullitas, son ignorantes, (por ejemplo de la creación literaria), lo que no es tan malo, lo que sí es de tontos es no querer aprender algo más.
En la novela La Obra y los duendes ecuatoriales se habla mucho de unos concejales que adquirieron más fama que los actuales, de quienes se hace una pintura muy realista y jocosa, que les habría venido muy bien a los que no deben repetir la ridícula actuación de aquellos.
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