jueves, 19 de noviembre de 2009

EL VIAJE RARO DE GUERRERO OBANDO Y LAS PARTES RECÓNDITAS DE ÉL MISMO

Voy a ocuparme de unos libros que fueron valorados más que el último que yo publiqué este año. Entiendo que fueron considerados superiores y por eso la Casa de la Cultura de Quito y otras editoriales, que también se ufanan de escoger -dizqué- lo mejor, los auspiciaron, distinguieron con sus sellos y pusieron la plata para su impresión.

Vamos a ver cuán superiores son esos libros, cuyo autor, jefe de publicaciones de la Casa de la Cultura, junto con una lectora que hizo un informe ad hoc para la exclusión del mío y el presidente de todo el embarre, Marco Antonio, descalificó mi novela La Obra y los duendes ecuatoriales. Se trata del doctor Fabián Guerrero Obando, de quien he leído sus tres últimas publicaciones: El Viaje, Casa de la Cultura, Quito, 2003; Las Partes, Noción Imprenta, 2006; y Zanja, Eskeletra Editorial, 2009.

Guerrero ha comenzado a publicar desde 1995, qué casualidad también yo publiqué mi primera novela en ese año, Sara. Pero él es nacido en el 59 y yo en el 41; para mí, él sigue siendo un bisoño audaz, al creer que todos somos zonzos.

Si Guerrero ha afirmado que mi novela tiene inconsistencias, no veo por qué no pueda yo interesarme en ver si la poesía de él tiene algunas, pues no hay que andar por ahí mirando la paja en ojo ajeno si carga uno una viga en el suyo.

Comenzaré por el primero de estos tres. El Viaje es un libro de 29x21 centímetros, más grande que lo normal que es 21x16, con lo que no se desperdicia papel, como es el caso de ese viaje que además lleva cuché fino y caro. Contiene reproducciones de ocho tintas del pintor Oswaldo Viteri. Fue publicado por la CCE en el 2003, cuando era presidente Raúl Pérez y secretario Marco Antonio Rodríguez (o sea, ya era la misma cosa). Tiene exactamente 40 hojas (80 páginas) y en ellas nada más que cuatro páginas y un poquito más de versos del poeta Guerrero. ¡Cuatro páginas y un poquito más, si hubiesen sido escritos con letra Sans Serif tamaño 10! Transcribí todo el texto con este tipo de letra, me tomé el trabajo, y encontré este resultado; pero aún con la letrota que lleva la publicación de la CCE, tampoco supera las diez. Este análisis comienza mal, es cuántico y no sobre calidad, dirán algunos, entre ellos Guerrero, por supuesto.

Sin embargo, creo que es importante destacar que hay aquí una actitud presuntuosa y cara, del autor y de su editorial. Debieron tener tal actitud y por eso nos han presentado así aquellos versos, como diciendo “merecen más que otros”, como los de Jorge Carrera Andrade, César Dávila Andrade, David Ledesma, Gonzalo Escudero y decenas, cuyos primeros poemarios tengo ante mis ojos, en la estantería, y están en sobrias ediciones de la CCE (cuando tenía otros presidentes). No la misma Casa que hoy ha hecho, con fondos públicos, la faraónica edición a que nos estamos refiriendo. Se trata de saber por qué Guerrero, jefe de publicaciones y Rodríguez -inefable presidente- de esta CCE, prefierieron publicar algo como El Viaje al costo de otros libros y otros autores. Porque la cuestión parece ser que El Viaje costó como tres libros, normales, de otros poetas.

A lo mejor responden a este comentario publicando, por décima vez, la lista de libros que la CCE ha editado, de autores vivos y muertos, lo que está bien, para eso maneja los fondos que la sociedad les provee. Pero esto no cambia la naturaleza del caso típico que analizamos, que ha pasado muchas veces, sin que se hayan hecho públicas las correspondientes quejas. Cierto. Pero ahora me da la gana de quejarme y lo hago frontalmente contra los abusivos de turno. Lo hago con pleno derecho. Alguien debe decirles estas cosas. Durante tres años esperé a que la CCE (entre otras burocracias) publicara mi novela y no solamente que se negó a hacerlo sino que intentó desprestigiarla a fin de justificar su exclusión. Ya apareció La Obra y los duendes ecuatoriales y cualquiera puede enterarse de la verdadera razón por la que se negó a publicarla: muestra las vergonzosas adhesión de ciertos burócratas culturales (íntimos entre ellos) al corrompido poder político de fin de siglo y la crítica social a ese oportunismo.

Ya recibí la noticia (me escribió la secretaria de Rodríguez) de que, tanto él (el de Jaula ) como Guerrero se han cuidado de no usar el sello de la CCE para últimas publicaciones. Como si no supiéramos que, con el influencia de los cargos y el poder de los contratos (hoy por ti mañana por mí, ayúdame que yo te ayudaré, toma y daca, amor con amor se paga, etc.), se consigue el efecto positivo de que otros, desinteresadamente, por puro reconocimiento de méritos, publican y republican textos cuestionables.

Bien. Adelante con El Viaje. No es un libro bello “objeto”, es de mal gusto, Y que me disculpe Viteri, de quien han colocado allí unas tintas que originalmente midirían lo que un pliego entero de cartulina, pero en las dimensiones del libro se ven morosas. El concepto mismo de “libro objeto” es una tontería posmoderna. Así que vamos viendo si la poesía de Guerrero merece un tratamiento tan fastuoso. Y desde luego que no lo merece, en verdad ninguna poesía lo requiere ni lo merece dignamente.

Tengo que reconocer que en El Viaje hay cierta poesía:
“El día repta
se arrastra por la pátina de la memoria.”
...................
“Se sienta en la parte envidiada del jardín, calmo,
y acaricia su corazón”
.......................
¿Quién bucea tan hondo
en la antigüedad de este cuerpo?
......................
“Escribir viento o golondrina o lluvia,
y acertar que no fue vida.”
.......................
“Anochece.
Pecho húmedo de llantos,
rezos,
túnica y desvelos.
Perpetua abnegación hundiéndole.”
.......................
“Carne moribunda, húmeda
tesoro del asesino
enrollándose en sus dedos.”
.......................
“El hueco de la escalera estaba lleno de brazos
cruzados
rojos
y de fúlgidas amapolas, obstinadas.”
.......................
“Así empieza a hacer agua el hombre
así gime a medianoche,
así se extenúa y se exprime.
Lenta apaciblemente.”
........................
“Y el viento cava,
se vuelve hueco solo, sombra de su leve voz
¿Canto o agonía?”
.........................
“¿Quién es ese asesino
que martilla mi corazón
apacible
privadamente?”

Bonito, sin duda, tampoco se puede decir que es poesía mayor, pero va bien y hay que reconocerlo. Pero es todo, el resto es paja y algo peor, yo diría parafraseando el informe que sobre mi prosa dijo la lectora de la CCE: buena parte de ese resto está constituido por “rebuscados vericuetos y cloacas patéticas de sexo”, veamos:

“Traslado trapos como traslado deseo”
........................
“El resto es un violentarse de ácaros, larvas.”
...........................
“Acarician sus nalgas tumescentes,
lamen los tubos de sus intestinos.”
.............................
“La sarna brota por todo su cuerpo.”
.........................
“Esa carne envasada
nunca fue suya.”
.........................
“Un salivazo de rata en el ojo ciego”
.........................
“Ristras de senos ajados cuelgan”
..........................
“desbraguetado
babeante, apura la pierna despellejada del amor.”
.............................
Babea sobre sí mismo.
Los ojos de ella, redondos enteros,
penden de un gancho.
..............................
“Vi los labios flojos.”
............................
“Aguas mochas. Supuración constante.”
..........................
“hachas urgando la carne
desprendiéndola.”
...........................
“Carne moribunda, húmeda”
..........................
“chapoteando en picadillos de carne”
............................
“Bateando su tiempo
entre piojos aplastados.”
...................
“esta noche
envuelta en sangre y asco y miedo...”
...................
“Mete el dedo en la vulva despellejada
y aplasta.”
.......................
“La mano deja de frotar las piernas hinchadas”
......................
“Veo pus.
Salpicaduras de sangre, velas ciegas.”
.........................
“Viejas mujeres hacinadas
se retuercen heridas”
....................
“Vómito de borracho devastado,
puñales hieráticos, en restos de sangre.”
........................
“Los intestinos, el sebo,
las vísceras sobrantes.”

Si les parece algo morboso y cansino es porque así es. Muchos desatinos que hacen pesadas las cuatro páginas y un poquito más. Es verdad que no puede existir hilo argumental en un libro de poesía, y desde luego no lo hay en este, pero sí un sabor que brota de la espontaneidad del autor, mal sabor a sexo anormal, crueldad y miedo. Repito, con lo que he citado, que no es todo, hay exceso de suciedad dentro de las cuatro páginas y algo más, de versos, que tiene el libro.

Pero ¿por qué El Viaje tiene 80 páginas? Si les gana la curiosidad, mírenlo. La mayoría del espacio está en blanco. Hay estrofas de cuatro versitos (son pequeños) en una página, siempre en la pagina de la derecha, la de la izquierda (el reverso de cada una) está en blanco. Lo ya cuestionado: ¿que loca idea le hizo, al doctor Guerrero, creer que sus versos, que hemos conocido, tenían derecho a ocupar una mínima parte de página chuché, cada dos páginas? Y con plata ajena que a otros mezquina.

A los que van a decir que me he propuesto criticar esta obra porque su autor, el doctor Fabián Guerrero Obando, me citó a su oficina, dizqué para responder personalmente a mi solicitud y me dejó plantado, esperándolo casi una hora, frente a su despacho, y nunca llegó..., les digo que acertaron otra vez. Apoltronados en las instituciones de la cultura oficial, hay gente que hace y deshace olímpicamente de recursos, no tiene méritos para estar encaramados en puestos de responsabilidad y nadie les dice nada.

Los gestores de la cultura, generalmente pobres, somos tratados indignamente por los burócratas, nos hacen ir y venir con nuestras obras bajo el brazo, finalmente se niegan a apoyarnos. Algunos autores pobres insisten interminablemente, esperanzados en que los empleados que manejan los presupuestos se acuerden de ellos. Yo he querido cambiar de estilo, voy a reclamar el derecho a que las instituciones oficiales, cuyos fondos son de todos nosotros los ecuatorianos, atiendan mis solicitudes, y los voy a hacer de este modo: desnudando a estos tipos y exhibiéndolos ante la nación. Poco a poco, pero sin pausa, ya lo van a ver.

Debo anunciar que durante la espera tuve tiempo para escribir tres novelas cortas que estoy corrigiendo, se llaman El santo temor, La loba y Viaje al cielo, en cuanto termine de pulir una, iré a exigir que Rodríguez y Guerrero la publique, todas son muy buenas, tendrán que hacerlo.

Volviendo a la “poesía” de que estamos tratando, ella ha obtenido comentarios aparentemente favorables, y nada menos que de celebridades como Miguel Donoso Pareja, Francisco Proaño Arandi y Fernando Tinajero, cada uno ha escrito una nota para la contratapa de los libros de Guerrero, también ha hecho una el infaltable Marco Antonio Rodríguez de quien Guerrero es amigo, colega profesor en la Facultad de Comunicación Social, asesor de la presidencia de la CCE, su jefe de publicaciones y está aquí siendo puesto en la picota cultural por respaldarlo. Pero le ofrezco a Guerrero que no dejaré a su jefe sin lo suyo y próximamente me ocuparé rigurosamente de Jaula , lo prometo.

Resulta que, bondadosa o interesadamente, algunos se han prestado a hacerle el juego al poeta jefe de publicaciones de la CCE. Lo han hecho inteligentemente, sin duda, pero se nota de todas maneras la toreada. Miguel Donoso Pareja (contratapa de El Viaje ) dice, de la poesía de Guerrero, solamente que es “propositivamente áspera” “que pareciera bordear lo infernal”, con lo que andamos de acuerdo, pero sobre ella no dice más, el resto de la nota lo dedica a hablar de su propio sentir (de Pareja) sobre la pérdida del amor, la muerte, del viaje, etc., filosofa sobre las ideas que, supuestamente, hay en la poesía de Guerrero. Nos habría gustado que opinara sobre los versos.

Algo parecido hace nada menos que el pana Rodríguez (pana de Guerrero, mío nada que ver). Comienza diciendo que la poesía de su amigo es oscura, sin embargo de lo cual y de su silencio (llámase aquí “silencio” a la casi totalidad del libro que está en blanco) conserva su certeza (Atetheia llama Rodríguez a la certeza. Se adorna Rodríguez, del que no sospechábamos que fuese helenista). Luego dice que “el poeta no dilucida, no expone, no exhibe ¿para qué, por qué...?” Y él mismo se proporciona esta colosal respuesta: porque “la verdad del silencio es la verdad suprema de su poética” (las 70 páginas en blanco que tiene el libro Las Partes ).

Y Rodríguez confirma a continuación: “no vemos el silencio pero éste se cuela, invicto, agresivo, corrosivo, aniquilador, reduciéndonos a un amasijo de sueño, humo, nada.” Yo creo que a Rodríguez le hacen demasiado efecto las páginas en blanco. De todas maneras, nada dice sobre la letra en sí, habla de otra cosa. En algo estamos completamente de acuerdo: en que, con su poesía, “Guerrero no cesa de avanzar hacia lo más recóndito de él mismo...” Y como si fuese un elogio, Rodríguez concluye: “Guerrero Obando clausura toda luz y nos deja, despojos de nosotros mismos, absortos ante nuestra inermidad de ser y estar tal vez provistos únicamente para seguir buscando: ¿qué...? ustedes lectores y lectoras (sic), tienen la respuesta.” Lo dicho, A Rodríguez le hacen feo efecto estos versos. En cambio, yo creo que lo que el autor busca es prestigio de poeta, con poco aporte. Rodríguez, según afirma, y seguramente muchos “lectores y lectoras” quedamos en babia. Verá poeta lo que le ha dicho su pana.

Fernando Tinajero (en una cartulina que se adjunta a Las Partes a modo de poster) no tiene más remedio que hablar sobre el fondo áspero y oscuro de la poesía de Guerrero. Comienza refiriéndose a Descartes y al racionalismo “Qué nos queda de esa soberbia racionalista?” ... “partes de una totalidad despedazada”. Cita a Hölderlin, no se ve claramente para qué, quizás para justificar que “a veces (la poesía) no está solo en la palabra porque también habita los silencios.” Y aquí tenemos otra vez una elucubración artificiosa para poner en positivo la carencia de texto en en 80% del El Viaje. Tinajero casi cae en el ámbito de la broma cuando afirma “porque también habita (la poesía) los silencios que son indecibles, que no se pueden expresar.” Mire Guerrero, aquí se puede interpretar que el señor Tinajero afirma que usted no sabe como llenar tanta página vacía.

Por fin, Tinajero trata de poner luz en el ojo tuerto. dice en “solo un texto fragmentado”, disgregado en “enormes espacios blancos” la poesía podía expresarse. Dice Tinajero que en un texto como el suyo, que lo describe bien, “podía” manifestarse la poesía, no concretamente que, en su caso, lo hace.

De Zanja me ocuparé próximamente, pero no resisto la tentación de añadir aquí el comentario que le hace mi amigo Francisco Praño Arandi. También comprometido a hablar sobre la poesía de Guerrero (contratapa del libro), comienza por “los temas que atañen a la condición humana”, “el devenir inapelable de la existencia”, etc. Temas que serían preocupación de la poesía de Guerrero (no dice dónde ni cómo). Otra vez se comienza por lo abstracto (creo yo para referirse menos a lo concreto). Y como es ineludible el tema de los espacios en blanco que el poeta repite en sus libros como si fuese una gracia, Proaño los llama “silencios grávidos de significado”

Porque, después de El Viaje, Guerrero repitió la misma dosis con Las Partes, en el 2006. Como le funcionó la cosa en el mediocre o comprometido medio cultural que disimula cosas como estas, hizo un libro más grande y más gordo (100 páginas, papel cuché, claro; incluyó una enorme cartulina (30x42) con la nota de Fernando Tinajero, 6 reproducciones de pinturas, en cartulina cuché, ya no en blanco y negro sino a todo color, de Washington Mosquera. Como en su anterior libro, la mayoría está en blanco: de las cien páginas, unas ocho contienen versos. También en Las Partes hay destellos dispersos, como en este poemita que ocupa toda la página 10:

“Envuelto
cuerpo
nido
de
moscardas
hastiado
de
que
se
lo
palpe
a
tientas.”

Otro, que parece prosa pero tiene su gracia:

“Una vez existía un cuerpo grande y desangelado.
Sobrevivió al ataque.
Luego se fue quedando dormido
sobre un campo verde, negro.”

Pero más hay de lo otro, lo que parece decir más del poeta:

“Escroto amarillento,
secreciones,
sangre,
colchones amargos,
ninguna idea. Solo espasmos.
Es la babaza doliente del tiempo
subiéndose al corazón.”
Lo demás es lo que llamamos paja:
“Sobre ese muro blanco yace la vegiga”
....................
“Hay restos de esperma podrido
bombeándole el corazón.”
.....................
“Hay restos de supuraciones
y un escroto hecho tiras sobre sus aguas”
(esto ocupa toda la página 31)
..........................
“Mucho antes de este hombre a medio podrir.
En la embotellada música de la felicidad.
Estoy harto de este olor,
Velar esa explosión de bilis,
coronada de excrementos.”
..........................
Etcétera, etcétera.

Para qué seguir. Quiero concluir este divertido artículo con algunas citas:

1. “Para quienes trabajamos en la CCE, la cultura es el bien común en cada pueblo; expresión de su dignidad, libertad y creatividad, factor de paz, desarrollo social, recurso de identidad, antídoto, el más eficiente y eficaz, para oponerse a regionalismos, racismos, xenofobias, elitismos y dogmatismos” Fabián Guerrero Obando, parte de su ponencia en la 8va Bienal Internacional del Libro, a la que asistió en representación de la CCE. A cumplir, don Fabián.

2. “Llámete quien te conoce
Mondonguero del Parnaso
Pues vaciar y llenar vientres
Tienes solamente a cargo.”

Tranquilo don Fabían, no fue hecho para usted, se trata de un poetazo, Quevedo, contra otro poetazo, Góngora.

3. Otros del mismo autor y también para Góngora:

Y para adelante digo
Que te enmiendes de tus cargos,
Y pues eres manicorto,
No seas tan lengüilargo.
Y adviértote que si respondes
A estos versos, mentecato,
Que te aguarda por respuesta
Otro romance más largo.

Usted nunca imaginó que alguien escribiría tantas páginas sobre su obra ¿verdad señor Guerrero?

Nicolás Jiménez Mendoza

martes, 3 de noviembre de 2009

Evidencias de la exclusión oficial

Algunos funcionarios que excluyeron mi novela La Obra y los duendes ecuatoriales, hipócritamente, han querido negar esta realidad, entre ellos, Rodríguez y Fabián Guerrero de la Casa de la Cultura. A continuación publico documentos que evidencian el boicot.

El tratamiento que el Ministerio de Cultura de la "Revolución Ciudadana", el Municipio de Quito en la era Moncayo, Miguel Mora Witt, Carlos Pallares y la Casa de la Cultura de Antonio Rodríguez y Fabián Guerrero, todos decidiendo sobre la cultura, de dieron a mi novela La Obra y los duendes ecuatoriales, tuvo algo de infame, de grotesco y de cómico.

Ahora con esfuerzo propio y ayuda de amigos he publicado la novela, no está demás documentar un poco los procesos mediante los cuales estos señores adueñados de las instituciones, el poder y los fondos, aprovecharon para sí y los suyos y marginaron un libro que será definitivo a la hora de entender a nuestra nación en el presente y hacia el futuro.

Los documentos se explican por sí mismos. El señor Pallares del Fonsal, alto empleado municipal, objetó que la novela nada tenía que ver con el bicentenario en febrero/09; cuando le informaron que más bien aportaba un sentido a los acontecimientos de la fecha, alevosamente no respondió hasta después de varios meses, para decir que el presupuesto para publicaciones se había agotado en el Fonsal.