sábado, 13 de marzo de 2010

PERRO LADRANDO A LA LUNA - tres -




1) Me atrevo hacer comentarios sobre las notas críticas de Peter Thomas y de Walter Franco sobre mi novela La Obra y los duendes ecuatoriales. Comentaré al mismo tiempo en negrilla y entre paréntesis.

En un artículo que publicó El Comercio el 28 de febrero 2010, Thomas afirma entre otras cosas:

"vender al máximo sus obras a lectores perezosos o a los no dispuestos a exponerse a textos que les incomoden, es un criterio que no se puede aplicar a Nicolás Jiménez Mendoza,..." (tiene razón profesor, las editoriales que no velan por la creación y las culturas populares se negaron en redondo a publicar la Obra, pues editan comercialmente para un público preferencialmente de vagos y ocupados en las pendejadas del mundo. Una vieja, miembro de la partidocracia, ex comunista y ahora extraconservadora se opone a que mi libro esté en el Sistema Nacional de Bibliotecas porque su extensión "hace poco atractiva su lectura para los jóvenes")


"Los ecuatorianos que no van a sentirse ofendidos son pocos. La novela vitupera a gran parte de sus lectores y simpatizantes potenciales y me pregunto cuántos de los que no rechazan la obra por esa razón van a tener la fortaleza de terminar sus 859 páginas..." (Otra vez, usted que conoce tan bien la actualidad de nuestro país, tiene entera razón. Los sinvergüenzas de siempre están apoltronados en asesorías presidenciales y vicepresidenciales, en el ministerio de cultura, en los departamentos de cultura del Municipio y el Consejo Provincial, en la Casa de la Cultura y donde quiera que haya buen presupuesto. Estos vagos y corruptos están desde el mahuadismo y desde antes, le temen a estar reflejados en mi novela, por tanto la excluyen y marginan.)

"La obra..., texto "totalizador", es otro ejemplo por excelencia del género de la novela "quiteña" en que la ciudad desempeña una función casi protagónica,..." (gracias Peter por destacar estas características de mi libro. La Obra y los duendes ecuatoriales intenta construir el universo total de nuestra Nación mestiza y traza el plano identitario de Quito y los quiteños, cosa que comencé a elaborar en mis obras anteriores, principalmente en Árbol al filo del desierto, que Rodríguez Castelo llamó "la gran novela de Quito". Pero los envidiosos "quitólogos" o no, envidiosillos y recelosos de posibles comparaciones, la excluyen del género tan evidente y olímpicamente que ya están en evidencia ante todo el mundo.)

"Se narra fragmentos de contrapunto y es más que nada una crítica feroz del mandato de Mahuad como apoteosis de incompetencia y corrupción." (¿Qué diré sobre esto? Solamente que el tema no merecía un tratamiento serio y solemne, sino burlesco, como efectivamente discurre la novela. Jasir, que no era el dueño del circo sino un payaso más, junto con su troupe, están para la risa y la lástima, no para la consideración sociológica o de política seria.)


"Al mismo tiempo ofrece una tétrica visión del país del milenio como desastrosa manifestación de falta de solidaridad "longuista" y despilfarro neoliberal manipulado por los bancos, los medios y sus allegados tanto nacionales como del norte..." (usted ve que hay en la Obra al mandato de Mahuad apoteosis de incompetencia y corrupción, a la corrupción de los bancos, de los medios de difusión y de una sociedad longa, falta de solidaridad, esa crítica es también contra los imperialistas y sus allegados locales. Creo, estimado profesor, que tiene usted toda la razón.)

"...el texto propone valores de la legítima cultura popular mestiza como posibles fuentes de reivindicación nacional..." (claro, Peter, en mi novela se encontrarán novedades teóricas y doctrinales sobre la Nación mestiza y su cultura, valores de su identidad y la proyección de un destino propio, esto no hay en ningún otro lugar de la literatura ni del ensayo del Ecuador hasta ahora, cuando la centenaria manera de ver marxista ha caducado. No voy a detallar estas propuestas que usted inteligentemente a descubierto en el libro, a los vagos críticos, políticos y sociólogos que no se tomen el trabajo de estudiar, como deben, una Obra tan diferente y ejemplar como la mía)

"...esta audaz, pero talvez demasiado ambiciosa novela, es obra clave en las letras ecuatorianas contemporáneas y que merece la atención de lectores y críticos, tanto dentro como fuera del país."(audaz sí es mi trabajo al haberlo lanzado casi sin paracaídas en nuestro territorio y manifiesta la ambición necesaria. Por fin estoy en desacuerdo con usted, no es que yo haya tenido "talvez demasiada ambición", era conciente de que debía superar la mediocridad con la que se acostumbra producir la literatura por aquí. Ya verá que donde saben leer, como en la Universidad de Carolina del Norte - Wilmington, se harán los merecidos estudios sobre la Obra, y más bien con posterioridad y aleccionados por estos primeros, nuestro crítico hablará bien o hablará mal, pero hablará.)



Walter Franco publicó en El Telégrafo: Deletreo del 20/2/2010. Sobre La Obra y los Duendes Ecuatoriales

Al artículo lo tituló : "Obra de buena factura y tino"

"Leer 859 páginas parece una tarea titánica en estos tiempos de la web y las redes sociales, pero vale la pena cuando se trata de una novela como La Obra y los Duendes Ecuatoriales. A la vez que se disfruta el estilo y la yuxtaposición de tiempos y puntos de vista en las 10 historias, separadas con gracia por sus respectivos signos gráficos, el lector se autolacera reviviendo la historia reciente del país. El eje es el gobierno de Jamil Mahuad, aquí descrito como el Jasirato." (A cualquier escritor, no se diga a uno como yo, al que una avinagrada lectora de la decrépita y caduca Casa de la Cultura de Quito encontró que hacía "diálogos, párrafos y transcripciones arcaicas que hacen referencia a los gobiernos locales y seccionales. Lecturas que ahogan el hilo argumental. Tal vez con esta superposición de planos narrativos quiere el autor pintar una realidad abrumante de hechos y personajes", suena a fiesta esto que usted, Walter Franco, ha afirmado, que usted haya disfrutado de aquello que a la avinagrada le parecía abrumante, confirma que mi intención era acertada, pues escribí para seres inteligentes.)

"Sin embargo, la investigación detrás de las ondiciones políticas, sociales y económicas descrita en la novela es lo que la dota de un sabor propio, casi adictivo. No se puede dejar de leer hasta haber terminado de jugar a reconocer a los personajes actuales que retrata la historia, separándolos, por supuesto, de los que son ficticios. Es una empresa atrevida la del autor, Nicolás Jiménez Mendoza, pero con un bufé de hechos y crónicas, incluso de 1787, sazonado con los comentarios y la apreciación de los males del país, que satisface al lector incisivo. Se lee sin descansos." (Usted dice que el sabor propio de la novela puede ser adictivo, que se tiene que leerla hasta el fin, que una distracción adicional es relacionar los personajes de ficción con unos que protagonizan eventos de actualidad y con uno que otro muertito. Todo esto que usted nos comunica representa el máximo elogio para un escritor, le estoy muy reconocido señor Franco. Claro que hay que ser lector incisivo (léase bien educado e inteligente para leer sin descanso "este bufé de hechos y crónicas").)

Al final se puede iniciar lo que será la historia 11. (Hay tanta historia que puede el lector recordar o crear a partir de las 10 historias del libro. Maravilloso sería que se llegara a dar.
Gracias.
Nicolás Jiménez Mendoza)


2) Habiendo leído el artículo de Peter Thomas del primero de marzo en El Comercio (el mismo que he comentado más arriba), mi querida amiga la pintora Paulina Altuna me envió el siguiente mensaje desde Suiza:

Bueno, el doctor Thomas parece que sabe de lo que escribe, en todo caso hace su trabajo que es analizar honradamente.No interesa que otros pueblos comprendan, ninguna otra cultura está dispuesta a poner las manos al fuego por un longo mestizo. Interesa que los ecuatorianos se reflejen en ella y también que descubran y señalen a los ladrones de nuestra patria. La historia de Quito es la historia de Guayaquil, Cuenca, etc, de todo el Ecuador y de Perú y de Bolivia y de toda la América Latina. Ellos si van a entender y necesitarán las minuciosidades del libro.

Denunciar a Mahuad es solo un ejemplo para darnos cuenta de la sarta de ladrones que se llevan nuestro futuro,en el libro estarían bien retratados Bucaram, Dahik y todo el resto de inservibles que han gobernado nuestro continente, dejándonos como mendigos, mendigos en uno de los continentes más bellos y ricos del mundo. Quienes más que nosotros para decir ¡basta!.



En fin... de todos modos es positiva esta crítica. Yo quisiera que Peter Thomas imaginara el libro en otras lenguas y con gente que está luchando por la igualdad de los seres humanos, a esa gente le interesaría obras honestas y bien escritas y sí la leerían. Ya veremos si encontramos como traducirla. Paciencia.

Un abrazo, Sr. Jiménez y Rita,


Paulina


(Gracias Paulina, conociendo como conozco su gran personalidad y el valor y la tenacidad con que cumple sus misiones de artista, esposa, madre y amiga, sus conceptos son invalorables para mí. Además de haber sido materialmente la posibilitadora de la edición , mi novela le debe inspiración y buen rumbo. Muchas gracias otra vez. Nicolás)

UN REVELADOR INFORME SOBRE LA CULTURA DE LOS EDILES


Como dice Peter Thomas, La Obra y los duendes ecuatoriales no es un libro apto para lectores perezosos ni para quienes se sienten expuestos a textos incómodos, ni para los impostores que están aludidos en el libro, ni para los semi analfabetos que resultan del sistema educativo nacional, ni para los corruptos del mahuadismo que siguen incrustados en los gobiernos nacional, seccionales y municipales, ni para los longos que despilfarran dinero oficial en los bancos, los medios, ni a los allegados de estos dentro del país y en el país del norte. No es el autor de la Obra quien dice esto, sino Thomas que es un profesor de Literatura en la Universidad de Carolina del Norte, miembro de la Asociación de Ecuatorianistas, académicos que estudian la Literatura Ecuatoriana.


Con estos criterios como antecedentes, nos hemos propuesto hacer una evaluación de cómo los actuales concejales de Quito reaccionaron ante la propuesta de que adquieran la novela. Partimos de la arriesgada suposición de que ellos representan, sino a la élite intelectual de la Ciudad, cuando menos a la media cultural de la urbe. A cada uno de los concejales se les entregó un ejemplar de la novela, el 10 de noviembre del 2009, junto con una carta en la que se sintetizaba el contenido y la calidad de la Obra y se concluía: "Me permito poner en sus manos un ejemplar de la novela, puede usted pagar su bajo precio estipulado que es de 30 dólares o devolverlo, no solamente espero su opinión de autoridad democrática,...,sino también la generosa erogación económica de quien tiene un estatus privilegiado..."
Y estos han sido los resultados:

1. ¡Solamente dos concejalas compraron el libro, de entre quince inteligentes ediles: las señoras Ximena Ponce y María Luisa Maldonado!! Muchas gracias.


2. La coordinadora institucional 3 del Distrito Metropolitano de Quito dirige una atenta comunicación cuyo texto central dice: "En relación al oficio remitido por usted el 11 de noviembre...,me permito informar que lamentablemente por obligaciones adherentes al cargo del concejal Ubidia, me fue imposible entregarle la mencionada Obra, con estos antecedentes me permito devolver la Obra". (Ja Ja).

3. Las que devolvieron al día siguiente el libro, con un implícito comentario "¡Fúchila, un libro, y grandote, fúchila!" fueron dos reinitas algo maduras y muy filáticas.


4. Después de cinco averiguaciones fueron devolviendo el ejemplar los intelectuales Albán, Pablo Ponce, Villamar, Wright y Ubidia. Cada uno tiene fieles secretarias que cumplen a cabalidad, es decir, necesitan algunas insinuaciones para informar a sus jefes de cosas que les parecen secundarias y demoran otro tanto en trasmitir las inciertas respuestas de sus jefes a los interesados.


5. A partir de la octava averiguación, ya en el presente año, devolvieron el libro, el coronel concejal con el comentario "No podría leer ese libro porque es muy grande" transmitido textualmente por la señorita Cinthya. La economista Cabezas sin comentario. Bohórquez sin comentar el atraso ni el libro. El gracioso Ponce sin comentarios.


6. Con fecha ¡26 de enero del 2010! recibimos este oficio: "Adjunto a la presente, sírvase encontrar el libro de La Obra y los duendes ecuatoriales de su autoría; y a su vez disculparme y excusar al señor concejal Alonso Moreno por no adquirir la citada Obra, ya que en el momento en que le dejaron en el despacho, jamás se nos indicó que tenía un valor económico. Firma Glenda de Bermeo a nombre de Shirley Almeida, Asistente ejecutiva, Sala de concejales" (La Shirley que firma la recepción en 2009-11-11, en el oficio citado arriba.

7. Hay una economista concejal de nombre extravagante, la cual después de once reclamos, ni paga ni devuelve el libro.


De esta gestión azarosa, espesa, casi increíble, podemos concluir que los ediles que componen el actual Concejo, representan también al común de la ciudadanía en su mediocridad intelectual, (fueron incapaces de evaluar lo que se les ofrecía) no tienen respeto al ciudadano común que les solicita algo, porque como a cualquier tipo de nuestro medio,se le sube el cargo a la cabeza y menosprecian a los que no les van a contribuir a su supuesto prestigio. Como la media de la ciudadanía, tienen una responsabilidad muy anchetosa, le dan importancia a lo "grande" y no se dignan cumplir con las personas que consideran comunes. Como muchos de nuestros chullitas y nuestras chullitas, son ignorantes, (por ejemplo de la creación literaria), lo que no es tan malo, lo que sí es de tontos es no querer aprender algo más.


En la novela La Obra y los duendes ecuatoriales se habla mucho de unos concejales que adquirieron más fama que los actuales, de quienes se hace una pintura muy realista y jocosa, que les habría venido muy bien a los que no deben repetir la ridícula actuación de aquellos.