PERRO LADRANDO A LA LUNA - DOS - enero/2010
1) OTRAS APRECIACIONES DE MI NOVELA LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES:
“El libro es original y tiene características particulares importantes y destacables, pero es también dinamita, porque compromete a mucha gente viva y curiosamente también compromete a mucha gente vivísima y a pocos héroes muertos de los que es fácil hablar bien. En su mayoría, los personajes tienen curiosos, aunque bastante obvios, sobrenombres que nos permiten identificarlos. Hay muy pocas partes del libro con las cuales no coincido, quizás por desconocimiento o quizás porque tenemos distintas formas de ver las cosas.”César Coronel, en el diario HOY del 27 enero/2010
“La última obra de Nicolás Jiménez Mendoza, intitulada ‘La obra y los duendes ecuatoriales’, es una novela de ficción histórica, que analiza los vericuetos del poder, despelleja al gobierno de Mahuad y sus movidas.Quienes vivimos en Quito, extraña ciudad de importancia política en los Andes desde lo aborigen y colonial, evocamos en su narración y comportamiento de sus personajes, una pintura auténtica con fácil identificación de los actores políticos, pese a sus satíricos seudónimos.”Eduardo F. Naranjo C. en el diario LA HORA del 22 enero/2010
“El escenario principal de la novela es Quito. El autor utiliza seudónimos para describir a personajes de la política, vinculados a medios de comunicación, a la institución católica, a la empresa privada y pública o al extranjero. También narra historias de personajes cotidianos... como un inmenso mural en el que no falta nadie...”De “Vida de la nación a finales del siglo 20, en una novela” diario EL TIEMPO, Cuenca nov./2009
“La última obra de Nicolás Jiménez Mendoza, intitulada ‘La obra y los duendes ecuatoriales’, es una novela de ficción histórica, que analiza los vericuetos del poder, despelleja al gobierno de Mahuad y sus movidas.Quienes vivimos en Quito, extraña ciudad de importancia política en los Andes desde lo aborigen y colonial, evocamos en su narración y comportamiento de sus personajes, una pintura auténtica con fácil identificación de los actores políticos, pese a sus satíricos seudónimos.”Eduardo F. Naranjo C. en el diario LA HORA del 22 enero/2010
“El escenario principal de la novela es Quito. El autor utiliza seudónimos para describir a personajes de la política, vinculados a medios de comunicación, a la institución católica, a la empresa privada y pública o al extranjero. También narra historias de personajes cotidianos... como un inmenso mural en el que no falta nadie...”De “Vida de la nación a finales del siglo 20, en una novela” diario EL TIEMPO, Cuenca nov./2009
“Lo que más he disfrutado de tu libro es su inagotable ironía. Caricaturizas, a los más pintados, de manera magistral. Haces retratos que, desde el punto de vista del humorismo, son de antología. La biografía de Jasir, que todos entendemos quién es, no bien empiezas a hablar de él, es tremendamente divertida. Estoy seguro de que tu madre encargó que te de lactar una bandida, tienes la peor leche del mundo, una maldad justiciera pero, sobre todo jocosa, jocunda, entretenida!!!!Rocío Sevilla P.
2) EN ESTE MOMENTO TAMPOCO PUEDO VENCER LA TENTACIÓN DE REPRODUCIR FRAGMENTOS DE MI NOVELA LA OBRA Y LOS DUENDES ECUATORIALES, A PROPÓSITO DE LOS COMENTARIOS PRECEDENTES.
Página 74:
“Crispín Papen ha sido el político que hace, siempre desde la derecha, las adhesiones y lealtades más vaporosas. Tu lo has visto, tiene una inmensa cara. Su calva es tan pomposa como su apellido, Papen, Von Papen. Viste ropa fina, oscura, ganó tres o cuatro campeonatos de elegancia, de los que organiza la revista Mundo, es un labioso futre. Su imponderable oratoria en retahila parece, de primera impresión, atropellada; pero, con cuidado, se ve que es lógica, veloz y venenosa. La verba de Papen es tremendo vacilón. Su cabeza impúdica, obscena, parece llena de aire, con cráneo suave a punto de desinflarse. Para colmo se le enrojece la nariz, y qué nariz. Va zumbón, medio alemán y medio cínico, con la pinta del beato sacabuche cuando sale de fechoría. Lo mismo sirve para un brinco que para una carrera, para carteras del interior o del exterior; diputaciones gobiernistas o de oposición; para el partido del Rey o del Capibara o del Bobo; estando con cualquiera, con todos, o contra el que menos se espera.”
“El mayor de los Mahafuz, de presidente se volvió repugnante, más que por malo por feo. Hasta el poeta Latif, con la voz de beata que tiene, declaró que era antimahafucista por sanidad estética y no ética. Los Mahafuz estarán siempre vigentes, poseen la virtud de indiferencia al repudio de los demás. Bárbaros y resabiados, a veces sin saber lo que hacen, avanzan y avanzan. Conocen al dedillo, además, el lenguaje de las bofetadas. El mayor de ellos es un grotesco bufo, pero exitoso, cuenta con la plebe, a la que discursea y canta al tuntún por horas. Notiene presencia de cuentero fino, tipo Jasir, su primitivismo lo delata, es descarado y va de frente. Esta política ya está para el arranche y el chineo, es más un arte de maleficio que una ciencia. Mahafuz va de largo, tiene experiencia y cuenta con socios.”
Página 110:“Con el deperrismo arribó al poder de Estado una pintoresca variedad de personajes, cuyo único mérito había sido la incondicionalidad a Jasir, como Quesitos Bayona, Panchita Molestina, Ataúlfo Weber, Rommel Suscal y cientos; quienes, de no haber sido arrastrados por el vértigo publicitario que elevó a su merecido jefe a la presidencia, habrían seguido viviendo del cuento. Eran de pelaje similar, pero necesitados de notoriedad, dinerillo o contrato ventajoso. El arribismo, de algunos y algunas, tuvo antecedentes descarados: campañas anticorrupción, veranos culturales, juramentos de decencia, diputaciones putanas, flirteos intelectuales, cambios de camisetas, alcobas y gustos; y, sobre todo, audacia para encaramarse en empleos para los que nunca estuvieron preparados.”
Página 24:“El abogato Caputi ‘Cajeta’ o ‘Cara de haba’, cuando todavía era ministro de educación, antes de que entregara esa cartera a la osada Panchita Molestina, decretó que no habría una versión oficial de la Historia de Límites del Ecuador, o sea, que se podía decir cualquier cosa al respecto, siempre que no se incluyesen las mentiras de que nuestro territorio fue alguna vez inmenso y amazónico. Cajeta decretó que la Historia que conocíamos había sido ‘ideológica’, impuesta, atentatoria contra la libertad de los estudiantes. No faltaron los zalameros a declarar, con motivo de ese decreto, que el Cajeta era un insigne maestro, libertador de la conciencia estudiantil. Después de esta lastimosa gestión de Caputi sólo faltaba la de Panchita Molestina. Así fue, ella se instaló en el despacho, presidió la función educadora del Estado, habiéndose preparado en el colegio y con dos años universitarios de una carrera abandonada al empezar, Panchita saltó de la caña al coco.”
La huella mayor, que está detrás y en el interior, del Palimpsesto de Cecilia Velasco Andrade y Pilar Flores es la femineidad. Este libro de poemas y dibujos (Paradiso Editores, Quito 2007), al que tuve feliz acceso hace muy poco, es una composición de poemas y dibujos, dos maravillas que, teniéndolas ante los ojos y la mente, no pueden ser disociados. Los trazos de Flores y las palabras de Velasco tienen peso cada cual por sí mismos, pero combinados en Palimpsesto adquieren mayor gravedad. Por mera arbitrariedad metodológica diré algo de lo uno y de lo otro, recalcando que, para disfrutar este libro, lo único apropiado es tenerlo en las manos.
Y no estamos tratando de un libro-objeto, de esos que son cosa vana, cuyos formatos se aplican mejor en la literatura infantil, con buena parte de la cual se consigue distorsionar la innata aptitud de los niños para leer, se los intoxica mediante abundante y burdo grafismo, al punto de desvirtuarles la percepción estética y la capacidad de abstraerse para pensar y ser autónomos criticando (algo parecido es el comic, pero el caso es otro porque se trata solo de revistas). Pero volvamos a lo nuestro.
Los dibujos de Pilar son sobre todo bellos, se ve inmediatamente que han sido compuestos y ejecutados con mano maestra, con vigorosa libertad, tienen unidad temática ¿unidad temática en el abstracto? sí, en el abstracto que ella aporta al libro, la esencia, hasta parece ser que la entraña, femenina, emerge totalizante. Son veinte dibujos, todos con centros, ejes o aberturas, a partir de los cuales los entornos casi siempre erizados, generan nuevas tramas y tejidos. El contraste entre el centro y la periferia es obvio en los dibujos multicolores; sin embargo, el espectador puede admirar de otro modo la diferencia armónica, entre uno y otra, en los dibujos monocromos o bicromos, porque en ellos varía la intensidad de los trazos y los contornos son más precisos. La simbología de los colores y las formas de Pilar se manifiesta más rica y variada sobrepuesta a los poemas, pues los dibujos están en páginas de papel translúcido, cada una sobre otra donde hay versos de Cecilia. Al fondo de cada manifestación abstracta surgen las palabras, así se concreta el libro, como un manifiesto o una proclama.
¿En qué consiste la ILUMINACIÓN que es como se llama el primero de los nueve poemas que componen el libro? En haber adquirido una visión y en salvarse mediante ella. En ver que las hojas suenan, vivas y luminosas, el sol y el viento constituyen el alma de los árboles. Parece que Cecilia ve lo sagrado en las montañas. Ve un mundo tibio y húmedo que puede perder o salvar, a ella la salva. El poema dispensa bellas imágenes, destinadas al centro contemplativo del lector, inducen a descubrimientos.
SOLITA es una inmensa añoranza hecha poema. Yo lo veo así. Construido con austeridad, parece venir de una cruel selección de versos, de haber sido arrancado a un enorme discurso íntimo. Quizás es la razón de que el poema impacte. La vieja voz, el mismo pájaro, como inmovilizado en un cromo, el paisaje recortado por la ventana, quizás la misma de las habitaciones comunitarias, o parecida. Ojos de alguien en la fotografía, la tarde otra vez muriendo y ella solita ante esa ventana.
Todavía no atardece en TAUROMAQUIA. La situación es esta: Ella (en primera persona) sabe que es una mujer mortal (mortífera) y presume de serlo, pero no deja de sentirse indefensa cuando se juega, en cuerpo y alma, ante el animal y la multitud. Ella (otra vez en tercera persona) reconoce que su personalidad incluye a la bestia, su enemigo. Y trata con ternura a ese ser ¿parte de su ser? que quiere sacrificar: manso, apenas destetado, lomo desguarnecido. En el ruedo hay un ser que puede matar (artísticamente) y/o morir bajo el sol de mediodía. Ese ser dual, pareja, se ama con un amor que parece partirá de lo físico o llegará a ello, que es atracción fatal y contienda mortal.
En SALA DE LECTURA se comparten dos vidas, recuerdos, y sin duda intensos sentimientos y sensaciones. CUEVA es el canto a un amor especial, al lugar que lo acoge, húmedo y agitado centro de afanes, ambiente musical, fugaz, posible. La AUSENCIA DE PAREDES Y BISAGRAS es, en cambio, soledad y recuerdos. VIVO ENTRE ENORMES CAJAS DE CARTÓN: describe la contrucción de su persona, o la descripción de la persona misma: meta, camino, estaciones, expectativas, lo que esquiva, lo que lleva... En VIDRIOS ROTOS hay un inventario de dolores, huellas de sufrimiento y recuento de las torturas que trajo el destino. Hay aspectos catastróficos en cualquier vida que concitan la ira y la rebelión, hasta la desesperanza como muerte anticipada. Quizás inspiró este poema un dolor injusto, como la devastación del jardín amado, que le quita a la vida el sentido amable que le dábamos. PERO es una respuesta, pero... como si dijéramos y sin embargo el amor funciona, hace que la vida arda y deseche las mortajas, puede convertir la existencia en momentos de dulces juegos, en cantos. Así termina el poemario que atraviesa dramáticas instancias y culmina evocando la felicidad del amor concreto.
La poesía de Cecilia es como debe ser ahora la poesía: críptica y a la vez reveladora. Cecilia cuenta con una semántica profunda, arbitraria desde luego, o sea liberadora; consigue sumirnos, llevarnos con sus palabras a las puertas de su mundo iluminado y enseguida, con el siguiente verso, extraviarnos otra vez. Su poesía es buena porque nos lleva a la admiración, nos hace un poco poetas, nos conecta, poco o bastante, con su misterio.
He leído de verdad su Palimpsesto, puedo decir que su severidad poética no puede disimular una tristeza que se cuela fácilmente en el lector. Me sentí convocado a su intimidad. Y los gráficos de Pilar Flores son tan afines, se conjugan tanto, que hasta parece que coinciden fuera de la voluntad de sus autoras. Este libro, poderosamente femenino, es extraordinario. Gracias a ellas por haberlo producido, por darnos la oportunidad de acceder a su laberinto. Gracias a Cecilia por habérmelo enviado, al fin.
Enero del 2010
Nicolás Jiménez Mendoza
Nicolás Jiménez Mendoza